Últimamente recibo muchos mensajes a través Linkedin con títulos como «propuesta de colaboración» o «profesor de español». Con el panorama laboral como está, al principio ni sospechaba nada y los abría pensando «me van a ofrecer trabajo». Me escriben personas a cargo del marketing de escuelas de español que ofrecen sus servicios en caso de que mis estudiantes estén pensando en hacer algún curso en España. Una vez hasta me ofrecían40€ por cada alumno que les mandase. Entré en la página web de la escuela y estuve mirando sus cursos (ofrecían «inmersión total»: alojamiento en casa del mismo profesor!) y contesté algo así: «Querida Marta (o Cristina, o Elena): He estado viendo vuestra página web y lamentablemente creo que muy pocos de mis alumnos podrían costearse los cursos que ofrecéis. Como bien habrás visto en mi perfil, soy profesora en la universidad pública de Albania, que es uno de los países más pobres de Europa. También me ha llamado la atención el programa de inmersión total. Eso sí, espero que paguéis bien a vuestros profesores, porque es una jornada laboral de casi 24 horas!». Por experiencia sé que el negocio de muchas academias no es únicamente la enseñanza sino ofrecer alojamiento, excursiones, etc, y que en muchas se exige a los profesores que sean monitores de tiempo libre, colegas, guías turísticos… por cuatro perras. Pero me estoy desviando del tema…
Yo, hasta ahora, en lo profesional, o sea, en esto del mundillo ELE en el que ya llevo unos años, me he relacionado a través del blog, de twitter, de linkedin con otros profesores de español por el mundo, o profesores en general, o cualquiera con quien compartiera alguna inquietud o curiosidad- lo que ha ido generando a mi alrededor una estupenda red de aprendizaje, de intercambio, de conocimiento compartido. Y muy pocas veces- nunca?- me he relacionado con empresas. Eso de que me llegue publicidad encubierta de mensaje privado no me termina de gustar. Entiendo los mecanismos del marketing on line y el poder de las redes sociales para hacer negocios, pero una no está aquí para eso. Últimamente «me siguen» muchas academias, escuelas, plataformas… no sé de qué les puedo servir, pero ahí están.
En el fondo, si no me gusta que me ofrezcan ofertas, promociones editoriales, cursos de formación o chollos como el de recibir pasta por nada no tengo más que borrarme, que nadie me obliga a estar en todos los fregaos 2.0 del ciberespacio, pero echo de menos cuando este tinglado era más humano y más inocente. Cuando no había communitymanagers.