Micro-actividades ELE (IV): estímulos visuales para…

¿Os toca presentar en clase el vocabulario de los muebles o utensilios de la casa? ¿la descripción de objetos? ¿las acciones cotidianas? Acabo de ver este proyecto y se ha disparado mi imaginación.

Lo normal es que el diseño esté pensado para solucionar un problema (A).

  • La taza donde podemos mojar galletas sin romperlas:
  • El jersey para poder caminar abrazado y calentito:

Pero (B) también podría usarse para hacernos imposibles actos cotidianos como comer:

Posible explotación de (A): se enseñan imágenes de los objetos, se describen, se reparten en la clase en pequeños grupos que trabajan en la campaña de promoción: se le pone nombre a objeto, se graba/redacta/representa un spot a lo teletienda: «¿Cuántas veces le ha pasado que al ir a mojar en el café su galleta preferida ha tenido que romperla…? Eso no volverá a ocurrir con la nueva taza…»

Posible explotación de (B): se enseña una galería con algunos de los objetos ¿qué tienen en común? ¿cuál os gusta más? ¿a quién se los regalaríais? ¿se os ocurre algún otro objeto incómodo?

Imágenes potentes como estas seguro que disparan la curiosidad y las ganas de hablar/escribir/hacer/imaginar/compartir de los estudiantes.

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¿Te apetece venir un rato a mi clase?

Hoy me tocaban horas de despacho en la Universidad. Mi compañera de fatigas (@VRuizT) ha venido a buscarme: ¿Estás haciendo algo urgente? ¿Te apetece venir a mi clase un rato? Y me ha invitado a participar en una actividad con sus estudiantes.

En clase habían estado repasando el futuro y haciendo predicciones para una pitonisa inventada, la adivina Fernanda, a la que se imaginaban negra y fumadora de puros.  Y necesitaban a alguien con quien practicar. Así que me he presentado, les he contado algunas cosas sobre mí, me han hecho un par de preguntas y les hemos dejado cinco minutillos para que, por parejas, escribieran unas cuantas predicciones sobre mi futuro. Luego, muy profesionales, se han sentado delante de mí en pose de adivinos y, unos «leyéndome la mano» otros con los posos del café, me han dicho que viviré los próximos años en Sarajevo, que escribiré un libro y me haré famosa, que más tarde viviré en América, que me casaré con un chico llamado Rafik y que tendré muchos hijos.

Como adivinos no creo que hayan acertado mucho, pero como práctica de clase ha sido estupenda, divertida y además cumplía todas las condiciones de una actividad comunicativa: Transvase de información, vacío de información, dependencia interna y retroalimentación. Repetiremos.

En clase de traducción: aprender haciendo

Este semestre me han encalomado una clase de traducción. Del español al albanés. ¿Cómo he terminado liada en este fregao, si mi nivel de albanés alcanza para viajar, entender titulares de prensa y poco más? Pues porque el año pasado estuve animando un pequeño taller de traductores aficionados (Los Traductores Salvajes), del que salió este librito. Y a la jefa del departamento le gustó la idea y me lo propuso, sin opción a decir que no.

Para dejar las cosas claras, el primer día de clase les expliqué la dinámica de las clases: mi papel es el de proponerles los textos, hacerles de «diccionario viviente», explicarles algo de teoría, guiarles  y, a veces, hacer de árbitro. Cada sesión de clase queda registrada por uno de ellos y su resumen se cuelga en el blog. Empezamos con microcuentos, luego pasamos a relatos más extensos (Borges, Gómez de la Serna, Rafael Dieste) y lo último ha sido traducir cortometrajes (este o este).

Hoy hemos podido ir a la sala de informática y les he enseñado a usar amara.org y hemos subtitulado uno de los cortos. A mitad de la sesión me he dado cuenta de que si yo no estuviese en la clase, los chicos habrían trabajado igual (exagero, pero no mucho). Todo lo hacían ellos. Una se encargaba de teclear la traducción dictada por una compañera,  en un documento de google drive (en un ordenador conectado a un proyector). El resto revisaba la traducción propuesta, hacía sugerencias, controlaba las erratas…

7 35 de la mañana corto with subtitles   Amara

Esto debe ser lo de que el alumno es el «protagonista del aprendizaje» y lo de «aprender haciendo».

Micro-actividad ELE (II): comprensión auditiva y origami

Lo normal en un ejercicio de comprensión auditiva es que los estudiantes escuchen un audio (generalmente «artificial», es decir, con un ritmo más lento que el normal, una entonación poco natural y una pronunciación exageradamente clara) y contesten después las preguntas que se proponen. O rellenen huecos. ¿Por qué no comprobar si han comprendido bien o no de otro modo?

Micro-Actividad ELE (II): origami

Se pone a los estudiantes un audio  en el que se den las instrucciones para hacer una figurita de papel (una pajarita, un barco, una flor…). El objetivo es seguir las instrucciones correctamente y que cada estudiante consiga hacer su figurita.

No he encontrado ningún audio, pero sí vídeos, como este:

Se podría escuchar sólo el audio y ver si con eso es suficiente. Y después hacer las siguiente audiciones también con las imágenes.

O se podría escoger un vídeo sin audio y que los estudiantes le añadan las instrucciones

Micro-actividad ELE (I): a partir de una foto

Creo que todo profesor de ELE que se precie tiene una especie de deformación profesional que le hace ver la vertiente didáctica de cualquier cosa, hasta de una pintada en la puerta del cuarto de baño de un bar. Inauguro una nueva sección en el blog (al que no le hago mucho caso últimamente), la de las mini-actividades. En ella iré poniendo periódicamente esas ideas que, como fogonazos, se me ocurren cuando veo materiales (textos, fotos, vídeos, canciones, etiquetas de champú…) interesantes

Micro-Actividad ELE (I): a partir de una foto.

Se enseña a los alumnos esta foto (a mí me llegó a través de twitter):

imagen ultra-retuiteada (http://goo.gl/nLGl2)

imagen, ultra-retuiteada, de @_Paisajes_ , de National Geographic

Se pide a los alumnos que intenten dar una explicación a la foto. Se les anima a convertir en una historia la hipótesis más convincente [exp. escrita]. Se compara esa historia con la versión real. Se les anima a contar otras historias sorprendentes que conozcan. Si no se les ocurre ninguna, pueden buscarla en la red (Hay un montón de colecciones de imágenes y breves historias, como esta).[exp oral]

OBJETIVOS: Desarrollo de la exp. oral o escrita / Contar una historia / Práctica de tiempos pasados («En 1914, un niño dejó la bicicleta encadenada a un árbol para luchar en la guerra. Nunca regresó»); expresión de hipótesis («a lo mejor…», «yo creo que…», «tal vez…») / expresión de opiniones («Yo creo que tu historia es la mejor» «A mí parece que eso no es verdad» «Yo no creo que sea verdad…») /…

Modernos antiguos en la metodología de la enseñanza de lenguas extranjeras

Mira tú, en el siglo s IV ya andaban diciendo que eso de «la letra con sangre entra» para aprender lenguas (o cualquier otra cosa) no es buen método y señalando la importancia de la motivación, de lo lúdico y de lo afectivo… Qué moderno (o que antiguos nosotros).

San Agustín, en sus Confesiones: «Del aborrecimiento que tenía al estudio de la lengua griega»

Pues ¿cómo aborrecía yo también la gramática griega, que enseña estas y semejantes fábulas?, porque Homero verdaderamente es destrísimo en tejer estas ficciones, y es dulcísimamente vano; y no obstante, era bien amargo para mí cuando muchacho. Yo creo que lo mismo les sucederá respecto de Virgilio a los muchachos griegos de nacimiento cuando los obliguen a aprenderle, como a mí me obligaban a aprender a Homero. 

Esto debía consistir en que la gran dificultad que generalmente hay en aprender una lengua extraña servía de amarga hiel con que se rociaban todas las dulzuras que yo hallaba en la narración de las fábulas griegas. Pues cuando aún no sabía palabra de aquel idioma, me obligaban con terribles amenazas y crueles castigos a que le aprendiera.  

Es verdad que también durante algún tiempo de mi infancia estuve sin saber palabra alguna de la lengua latina; y con todo eso solamente de oírla hablar la aprendí (sin que me hostigasen con miedos ni tormentos), entre los halagos y caricias de las amas, y entre las chanzas y juegos de los que me entretenían o se divertían conmigo. Pero si la aprendí, sin que ninguno me estimulase con castigos ni amenazas, fue porque mi mismo corazón me  obligaba a que manifestase sus interiores afectos; lo que no pudiera  hacer si no hubiera aprendido algunas palabras, no de los que las enseñaban, sino de los que hablaban en mi presencia, en cuyos oídos procuraba yo también ir pariendo a mi modo mis conceptos. De donde se infiere que para aprender estas cosas conduce más una curiosidad voluntaria que el temor y la violencia.