
Ayer empecé el curso de bosnio (sbcm, para que nadie se me ofenda). Esto de la foto son mis «apuntes».
La profe es maja, activa, comunicativa y risueña. Intenta hablar en bosnio todo el rato y para explicar significados hace un despliegue de estrategias estupendo: usa palabras «internacionales» (capuchino, fútbol…) o nombres propios («Profe Picasso», decía riéndose de su capacidad para dibujar después de ver nuestras caras de pasmo ante lo que se supone que era un barco), gesticula, repite las cosas con otras palabras varias veces hasta asegurarse de que hemos entendido. Y dice Super! cuando decimos algo bien y se ríe mucho. Eso me gusta.
Somos cuatro alumnos, de momento. Todas chicas, lo que excluye el masculino de nuestra pizarra o de nuestros diálogos de besugos; todas en la treintena; y todas, menos una, profesoras de idiomas, cosa que hace la observación de la clase más interesante. Dos españolas, una turca y una alemana. Estas dos de vez en cuando sonríen cuando identifican una palabra relacionada con sus lenguas; la turca, además de porque lleva ya años viviendo en Sarajevo, sonríe mucho más ya que hay unas 5000 palabras de origen turco en bosnio; la alemana sólo sonríe cuando consigue relacionar lo que le pronuncia la profesora, con los ojos muy abiertos y vocalizando bien, para hacérselo «más fácil»: «Račun» (la cuenta) al parecer deriva del alemán «Rechnung», aunque a la chica le costó entender lo que la profesora quería decir.
¿Cómo se desarrolló la clase?
Llegué 2 minutos tarde y la pizarra ya estaba llenas de cosas. Sin saber cómo se pronuncia, sin flotador, sin arnés, ale, a escribir y a leer! Empezamos bien.
La profesora había puesto diálogos de este tipo:
- – Zdravo! Ja sam …, a ti? / Hola, yo me llamo… ¿y tú?
- – Kako si? Dobro, hvala, a ti? / Cómo estás? Bien, gracias ¿y tú?
- – Ja sam profesorica, a ti? Sta si ti po zanimanju? / Yo soy profesora, ¿y tú? ¿a qué te dedicas?
La edad, la procedencia, esas cosas que pasan en la primera clase de A1.
Después nos hizo una especie de glosario de «supervivencia», para clase (cómo se escribe, más despacio por favor, qué es? qué significa) y para la vida cotidiana (salud!, encantado de conocerle, entiendo/no entiendo…).
Y luego nos puso a praticar. ¿A practicar qué? A ver, tú con tú, haced una conversación… Pero claro, ¿si no sabes decir ni mu, qué dices? Pues eso, diálogos de besugos. En realidad, la palabra más productiva de la tarde fue «takođe» / también. Porque, claro:
- Ja sam profesorica
- Ah, takođe, ja sam profesorica.
- Kako si?
- Dobro, havla, a ti?
- Dobro takođe…
- Odakle si?
- Iz Spanje, a ti?
- Takođe
En fin, diálogos de besugos, como decía al principio. Y cuando intentábamos decir algo más allá de las tres opciones que teníamos pues nos sentíamos estúpidos. Yo dije que estaba casada, que tenía 30 años y que no tenía teléfono; todo mentira, pero era lo que podía decir sin repetir takođe una y otra vez.
La clase siguió con una hoja en la que estaba el alfabeto, aunque no nos quedó muy claro la diferencia entre č y ć, o entre dž, ž y đ, o si hay diferencias entre b y v… Después una lista de palabras sin relación entre sí, sólo para practicar la pronunciación. Cosas tan útiles como leđa (espalda), žaba (rana) o džuboks (jukebox!), mezcladas con otras comunes y hasta «comunicativas», relacionadas con nuestras necesidades y con las que podíamos hacer hasta frases (casa, llave, persona, cerveza, ćevap, Bascarsija…)
Y para terminar, los números, del 1 al 10. Y eso que ya habíamos dicho nuestra edad y nuestros números de teléfono.
Y tengo deberes para el próximo día. Una lista de palabras a las que les faltan letras y unas sumas con los números escritos.
Miedo me da.
(A mitad de la clase entraron unas chicas que nos ofrecieron amablemente unas latas de redbull y unos llaveros de propaganda; como a mí no me gusta el redbull, no me dieron llavero)
(continuará)