De la clase presencial a la enseñanza remota en tiempos de coronavirus: kit básico para no perder la cabeza.

Me escriben y me llaman amigos profes pidiendo consejos sobre cómo afrontar este salto tecnológico que algunos dimos hace tiempo- fascinados al principio, reflexionando más y desacelerando después; probando, equivocándonos, sin prisa…- pero que ahora se ha hecho obligado para toda la comunidad educativa. Así que aprovecho que mi hija de tres años está dormida para poner por escrito lo que les cuento en videollamadas y mensajes de audio de Whatsapp mientras estos días extraños nos van golpeando a cada uno con diferentes intensidades.

Comparto total lo que los compañeros de Campamento Norte han resumido tan bien en esta infografía: Humaniza, colabora e interactúa.

Lo ideal sería que los centros tuviesen su plataforma operativa- conocida por alumnado, profesorado (y familias, según la etapa educativa)-  para no tener que recurrir a cosas fuera, pero es eso, lo ideal. También sería lo ideal que hubiera coordinación entre los docentes, para ir al mismo paso, para que quienes más duchos sean ayuden a otros, para poder compartir materiales e ideas y no trabajar de más.; para no marear ni agobiar a los estudiantes o a sus familias…

En el mundo real la situación no es así. Por eso hay que tirar con lo básico, que para mí sería esto: videollamadas para verse y oírse (con la herramienta que sea: Jitsi, Collaborate, Skype, Zoom, Houseparty, Discord…) + documentos en la nube– textos, presentaciones, audios y vídeos, nuestros y de los estudiantes-  (Drive, Dropbox, One…). Con eso para empezar es suficiente. Cuanto más sencilla sea la herramienta que vayamos a usar, mejor. Que los estudiantes no tengan que descargarse programas; si se puede usar sin registrarse, mejor, y sobre todo que no sea de pago… (¿es mucho pedir?).

Si toca gestionar varios cursos y no hay nada mejor (un LMS: edmodo, moodle, aula virtual de algún tipo) ya disponible desde nuestros centros, tal vez Google Classroom sea útil. Yo lo he usado y me gustaba cómo lo empleábamos para centralizar comunicación y asignar tareas. Facilita además procesos engorrosos con los que se echan muchas horas de trabajo. Los estudiantes tardaron unas semanas en acostumbrarse a usarlo -algunos no tenían operativo su cuenta del centro (de google) ni habían mandado nunca un correo electrónico, pero al final lo hicieron-. Y entonces todo fue sobre ruedas.

Y para las videollamadas, tal vez sea interesante diseñar una especie de protocolo: micros ¿abiertos o cerrados?, organización de turnos de palabra, uso del chat, compartir pantallas… y hacer alguna sesión de toma de contacto antes de lanzarse de cabeza. Y armarse de paciencia.

No hay que enredarse con más herramientas si ni nosotros ni nuestros estudiantes las hemos usado antes. No son necesarias. Hay muchas cosas vistosas y útiles, pero casi todo puede hacerse de manera más sencilla. Con el tiempo- y de la mano del alumnado- se irán descubriendo y probando herramientas, eso que llaman aprender haciendo.

Yo en clases on line he llegado a dibujar en un papel y enseñarlo por la cámara. Al kit básico que no le falte papel, rotuladores, una pizarrilla… Y un ordenador con cámara que no vaya a pedales (el mío de hace dos meses, viejito ya, se calentaba demasiado usando Skype y se apagaba cada dos por tres); y conexión a internet decente. ¿La tiene en su casa todo el profesorado? ¿La tienen los estudiantes? Tal vez tendría que haber empezado por aquí.

7 comentarios en “De la clase presencial a la enseñanza remota en tiempos de coronavirus: kit básico para no perder la cabeza.

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  3. Hola, Isa:
    Muchas gracias por tu post. Lo suscribo al 100%. Y siento mucho que te hayas quedado sin trabajo. Esperemos que esta situación acabe lo antes posible y podamos volver cuanto antes a la normalidad.
    Un abrazo.