Este semestre me han encalomado una clase de traducción. Del español al albanés. ¿Cómo he terminado liada en este fregao, si mi nivel de albanés alcanza para viajar, entender titulares de prensa y poco más? Pues porque el año pasado estuve animando un pequeño taller de traductores aficionados (Los Traductores Salvajes), del que salió este librito. Y a la jefa del departamento le gustó la idea y me lo propuso, sin opción a decir que no.
Para dejar las cosas claras, el primer día de clase les expliqué la dinámica de las clases: mi papel es el de proponerles los textos, hacerles de «diccionario viviente», explicarles algo de teoría, guiarles y, a veces, hacer de árbitro. Cada sesión de clase queda registrada por uno de ellos y su resumen se cuelga en el blog. Empezamos con microcuentos, luego pasamos a relatos más extensos (Borges, Gómez de la Serna, Rafael Dieste) y lo último ha sido traducir cortometrajes (este o este).
Hoy hemos podido ir a la sala de informática y les he enseñado a usar amara.org y hemos subtitulado uno de los cortos. A mitad de la sesión me he dado cuenta de que si yo no estuviese en la clase, los chicos habrían trabajado igual (exagero, pero no mucho). Todo lo hacían ellos. Una se encargaba de teclear la traducción dictada por una compañera, en un documento de google drive (en un ordenador conectado a un proyector). El resto revisaba la traducción propuesta, hacía sugerencias, controlaba las erratas…
Esto debe ser lo de que el alumno es el «protagonista del aprendizaje» y lo de «aprender haciendo».
Me encanta la forma tan simple y modesta con la que cuenta lo que es un trabajazo enorme y bien hecho.
Gracias, granainoimuk. Pero esto no es nada del otro mundo. No se supone que es nuestro trabajo?
Enhorabuena Isa. Tu papel de guía les ha llevado a lograr sus objetivos. Tú también eres «culpable» de su aprendizaje.
El diseño y la maquetación del «librito» (como tú lo llamas) es sencillamente espectacular. ¿Tú has hecho las ilustraciones? Son preciosas, aunque me sobra el sello de la AECID (ironía modo ON).
Gracias, Dani.
(Sí, las ilustraciones son mías. Y el logo de la AECID lo tenía que poner por aquello de la «visibilidad», palabreja infame junto con «sinergia» y otras tantas usadas en el mundillo de la cooperación- sin ironía ninguna).
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Gracias Arancha!
Qué buena experiencia. Efectivamente eso es aprender haciendo y lo que tú has hecho en este curso, enseñar deleitando. Enhorabuena, me ha encantado.