Anoche, en mi flamante nuevo piso, insomne, oyendo a los grillos y las ranas del parque, le di un buen tute a uno de los libros con los que hemos vuelto cargados a Tirana. De camino a Babadag, del polaco Andrej Stasiuk. Es un libro sobre muchos viajes por la Europa de la periferia, Hungria, Polonia, Ucrania, Rumania (Babadag es un pueblito rumano, cerca del desierto el baragan de Istrati en el que los cardos arrastrados por el viento marcan la ruta para huir).
Stasiuk habla de un mapa ajado en el que las dobleces y arrugas se convierten en nuevos itinerarios y se borran lugares, como se borran cuando recorres esas tierras al ritmo del tren traqueteante. A mi, que he hecho alguno de esos viajes, que he sentido, olido, escuchado, esos acentos, sabores, colores, paisajes… me tiene atrapada.
Otras literaturas perifericas, en la mochila sin deshacer aun, el ucraniano Yuri Andrujovich, del que ya me lei Doce anillos y que ademas firma, con el polaco, un libro que tambien anda enredado con lo calcetines, Mi Europa.